martes, 1 de marzo de 2011

En memoria de D. Manuel Navarro Brufal

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Hoy he tenido que hacer una de las llamadas mas amargas de mi vida.

A petición de Manuel Navarro Calatayud he comunicado, reprimiendo las lágrimas, a D. Pascual Iñiguez el fallecimiento de su padre, D. Manuel Navarro Brufal.

Pascual y Manolo, junto con Félix, fueron los pioneros de la cetrería española contemporánea allá por 1954. Manuel nos dejaba mientras yo hablaba de él y el legado de sus coetáneos en una conferencia en Sharjah, Emiratos Árabes. Una de esas extrañas coincidencias que tiene la vida.

Hace apenas unos meses, durante el Sky Trial de Osuna Manuel recibió un merecido homenaje a toda una vida en pro de la cetrería. Tuve el honor de ser invitado para realizar una semblanza de D. Manuel que, a modo de reconocimiento, reproduzco a continuación:

A D. Manuel Navarro Brufal:

"Hay ocasiones en las que los sueños se hacen realidad. Hay ocasiones en la que los astros, el destino, o la suerte hacen que esto sea posible. Porque el universo conspira a favor de los soñadores.

Por eso un joven burgalés estaba destinado a publicar una carta y resucitar la cetrería en España, y otro joven alicantino estaba llamado a responder y colaborar de forma fundamental para que esto fuera posible.

La carta venia a ser:

“Soy un entusiasta de la cetrería. En la actualidad y después de grandes dificultades he conseguido capturar un halcón peregrino adulto y un águila enana. Y ya en vísperas de sacarlos al campo desearía conocer la autorizada opinión de ustedes en cuanto a la posibilidad legal de cazar con las aludidas aves… Ignoro si en nuestra nación practica alguien este Arte de la Cetrería, aunque creo que no; sin embargo si ustedes saben de alguno, les agradecería que me diesen su dirección para comunicarme con él…”.

A/A. Revista Caza y Pesca, Febrero de 1954.

Naturalmente ignoraba que Manolo Navarro llevaba 14 años con la cabeza llena de pájaros, de Halcones Peregrinos, para ser exactos, desde que en su casa de Orihuela vio como un torzuelo zahareño le robaba a su mejor palomo de pica. Dicen que del odio a el amor solo hay una estación, y Manolo acabó enamorado de ese soberbio pájaro de los bigotazos, como él decía, tan gallardo, tan osado, tan perfecto y soñaba con poder tenerlo como amigo.

Por eso, a regañadientes, ya que Manolo es más hombre de palabra que de pluma, contestó a Félix explicándole su situación, su historia y sus anhelos en unas cuartillas que empezaban diciendo… “Querido amigo Cetrero…..”

Así nació un amistad y una colaboración que dieron unos frutos que ahora todos disfrutamos.

Ya en 1955 se crean dos grupos de cetreros en España. Uno el centro de Cetrería de Briviesca, dirigido por el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, teniendo como mano derecha a Pascual Iñiguez y otro en Aspe, cuya cabeza visible era Manolo y cuyo principal amigo y colaborador era Gonzalo Cervera. Con estos amigos Manolo inició una apasionante historia, dando apoyo y cobertura a cuanto aspirante a cetrero le era remitido o contactaba con él, llegando a ser la provincia con mayor numero de halconeros practicantes de la época. La abundancia de aves de presa de la provincia alicantina, en una época en la cual lejos de gozar de protección, las aves de presa eran consideradas alimañas, les permitía mantener un nutrido equipo de Halcones. “Stuka”, “El Vili”, “Coja”, “Monje”, junto con azor “Tarka”, de los montes Burgaleses o las perdiceras “Mesalina” o “Coral” surcaron los cielos levatinos y fueron testigos del resurgimiento de la cetrería en un país donde llevaba más de un siglo dormida.

Fueron años duros y felices, de mucho esfuerzo y pocas satisfacciones, de perder y captura pájaros y de sacar tiempo para ayudar a sus amigos de Briviesca.

Manolo, como buen caballero que es, acudió cuantas veces fue necesario a la llamada de Félix y Pascual, proporcionándoles halcones, (hasta los suyos propios cuando los necesitaron par sus exhibiciones) y águilas perdiceras. Tal fue su maestría en la captura de aves de presa que un día Félix, comentando el escaso éxito que ambos obtenían de sus “Bonelis” niegas le comentó: “… si yo tuviera una perdicera zahareña en quince día la tenia cazando….”

En una semana recibía Félix vía tren una caja de madera con una preciosa zahareña alicantina.

Manolo suele conseguir lo que se propone, y en este caso, lo que le proponen.

Solía pasar horas y hora en el campo, observando los halcones salvajes, disfrutando de ellos, acompañado de su inseparable pointer “Morris”. Durante sus salidas almacenaba en su soberbia memoria todo dato de interés. Datos fundamentales sobre la biología, reproducción y morfología de los peregrinos. Estos datos, entre otros, fueron usados, por el Dr. en la conferencia de Caen de 1963, donde se consiguió la protección de halcón peregrino.

En 1961 Manolo se traslada al Cuervo de Lebrija, en Sevilla, donde crea la fábrica de Cerámica “El Azor”. Hasta tierras andaluzas le acompañan Gonzalo Cervera y Pascual Iñiguez y crean un grupo de cetreros donde también estaban Miguel Onorato Jordán y Antonio Martínez, y al que con el tiempo se unirían Alejandro Maldonado y Eduardo Humbert.
Pese a una difícil coyuntura económica y empresarial, Manolo siempre tuvo tiempo para practicar la cetrería y seguir con sus salidas al campo, desde cabo Roche a capturar peregrinos a la Sierra del Pinar, en expediciones a lomos de mula para localizar los nidos de los preciados azores.

“Perla “, “Saucito”, “Zahara”… son nombres de pájaros que quedan en el recuerdo. Así me lo confirmaba Roger Upton, quien visitó a manolo en 1966. Recordaba perfectamente sus pointers y a “Perla”, prima de peregrino y “Saucito” torzuelo de azor, de quienes apuntaba que eran “mucho mayores de lo que cabía esperar en España….”

Precisamente en 1966 D. Juan de Aizpuru propone a Manolo la creación de un Club de Cetrería similar al de Casa del Campo, en Torreblanca, Málaga. Este club, con fines más turísticos que venatorios acabaría siendo una exhibición permanente de vuelo de aves de presa, pionera sin duda de tantas existentes en la actualidad, y pese a no ser de su agrado, manolo cumplió con sus obligaciones hasta el día del cierre de las instalaciones.

En los años 70 su hijo Manolo hace rebrotar la llama de la cetrería en su padre y en los 80 y principios de los 90 Manolo es un buen conocido de cuantos cetreros acudimos a eventos cetreros, como los primeros Sky Trials. Su elegancia, su caballerosidad y sus inagotables anécdotas lo hacen tan popular como querido.

Aún recuerdo una fría noche de Diciembre, en el Hotel Pirula, con un café en las manos, y Manolo contando: “Aun recuerdo en Gibraltar cuando los Bobbys disparaban al aire y nos daba el alto a Félix y a mi.. Resulta que….”. Allí estábamos, una docena de cetreros, con los ojos y oídos muy abiertos, disfrutando de un momento único e irrepetible.

En otra ocasión, en un Sky Trial, un matrimonio inglés se acercó a interesarse por un soberbio neblí que Manolo llevaba en el puño. Estaban dispuestos a toda costa a conseguir el peregrino, o en su defecto, conseguir uno de esa misma línea.

Manolo, con su estilo particular, se ofreció a darles los datos del criador y apostilló
- “Es más, si no consiguen un pollo, yo les regalo este”.
La pareja preguntó asombrada:
- “¿Y porque va a ha hacer eso?”
y Manolo contestó
- “Porque soy Don Quijote de La Mancha…”.

Naturalmente hizo dos nuevos amigos….

En estos tiempos de Internet, de móviles, telemetría y telémetro es necesario mirar atrás, conocer nuestras raíces, porque quien olvida sus orígenes acaba perdiendo su identidad.

La UNESCO declara la Cetrería Patrimonio de la Humanidad mientras nosotros olvidamos nuestra historia reciente, a nuestros pioneros. Por eso hace tiempo que me propuse recopilar esta historia que pronto vera la luz, la historia de unos orígenes que mucho tienen que agradecer a D. Manuel Navarro Brufall.

Por eso estamos aquí esta noche.

Gracias, Manolo.
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Hace apenas unos días hablaba con Pascual Iñiguez sobre el merecido homenaje que hoy recibes y me dijo lo siguiente:

“Si alguien merece este homenaje es Manolo, porque yo estuve “CON”, pero él siempre estuvo “PARA”…”.

Pocas veces se ha dicho tanto con tan pocas palabras.
Osuna, 05 - XII – 2010 "


Siempre me quedará la pena de que D. Manuel no podrá ver acabado el libro en el que tanto y tan bien colaboró. Sin él, hubiera sido simplemente imposible.

Que allá donde estés, amigo Manolo, vuelvas a pasar esas jornadas de campo y cetrería que tanto gustabas con Félix, con Tono, con Aurelio... cuanto bueno junto!.


Descanse en paz.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Adolfo soy Rafa R. Gaona de Sevilla.
Manolo era el hombre mayor entrañable de todos los Sky. Se arremolinaban a su alrededor cetreros de todas las condicones y modalidades, a escuchar embobados. Entre ellos yo. Y siempre me llamo la atención la persona tan sencilla y normal. Personalidad parecida a Aurelio o Sirio, infinita paciencia, infinita sencillez, infinita ganas de compartir. Tal vez por eso son maestros de maestros.
Tuvieron la suerte de poder vivir la cetreria mas pura que nunca se ha vivido en España, por eso tal vez eran tan especiales como cetreros.

Descanse en paz, pero si se junta con Aurelio o Sirio, lo que menos haran es descansar.

LaHalconera.com dijo...

Hola Rafa.

Sin lugar a dudas.

Lo conocí ya hace mucho tiempo, pero en el último año he estado muy en contacto con "los Manolos" (Padre e hijo) por la preparación del libro "Crónica de la Cetrería Moderna Española. 1.952-1.980".

Manolo ha aportado, a parte de su prodigiosa memoria, datos y documentos inéditos y ha hecho de puente entre pioneros para recuperar el legado de esos primeros héroes que pusieron la semilla de los frutos que nosostros hemos disfrutado.

Conservo como un tesoro las 6 horas de entrevista que le realizé hace unos meses.

Un abrazo.

Andrés López dijo...

Manolo nos regaló mucho a todos los cetreros españoles, nunca pidió nada a cambio. Tuvo palabras y gestos gratuitos para todo aquel que se le acercase con interés sobre el campo, los halcones o los perros de muestra, tres de los cuatro pilares fundamentales de su vida. Su gran modestia le hizo pasar casi desapercibido por la cetrería actual, pero sus experiencias y sabios consejos calaron hondo en quienes tuvimos la fortuna de disfrutar de algunos buenos momentos a su lado en el campo. La cetrería española le debe mucho a este gran hombre y quisiera contribuir con estas breves pero sentidas líneas a darle las gracias en nombre de todos los halconeros que hemos seguido su estela. Mi más sentido pésame a su hijo Manolo y a toda su familia, siento no haberme enterado antes pero he estado fuera. La cetrería está de luto, pero los cetreros que te conocimos te recordaremos siempre, eras muy especial. Descansa en paz maestro, tu amigo, Andrés López.

Andrés López dijo...
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